Rafael Blanco, de 30 años, conocido como “fucho”, no pudo escapar de la persecución de dos sujetos apodados “cachete” y “burrito”, con quienes tenía viejas rencillas. Por más que corrió lo alcanzaron en el patio de una vivienda del barrio Los Olivos del sector Puente Ayala, en Barcelona. Allí lo mataron al destrozarle la cabeza a pedradas.